Se abre como un nuevo concepto en el Borne: Coctelería y cocina “street food”, un bar con una alta intensidad y una atmósfera vibrante.

El concepto nace de la mezcla del bar de carretera americano, con su carácter de tasca de toda la vida, y el espíritu salvaje, nocturno, que le proporcionan los neones y la atmósfera sugerente de la sala de baile que descubrimos al bajar al sótano.

La barra del sótano ha sido concebida como un oasis más “tiki” y tropical en esa selva de cemento y paredes desconchadas que encontramos originalmente en el local.

La cocina es un pequeño marco urbano. Se ideó como una pieza exenta que evocara un “foodtrack” que ha aparcado en el fondo del local.

Este proyecto parte de un minucioso estudio de los efectos de luz, sobre todo en la barra principal, que vibra al ritmo de los latidos de la música y la energía del “staff”.